martes, 1 de septiembre de 2009
EL ARTE DE VOLAR
El título va así, en mayúsculas debido a la calidad y el impacto que ha tenido en mí. Antes de continuar, debo aclarar que he acabado la primera lectura hace pocos minutos y aunque podría ser perjudicial para un análisis concienzudo, tampoco se trata de mi especialidad así que me limitaré a comentar lo que más me ha llegado.
Empezaremos por el dibujo: cuando me enteré de que el dibujante era Kim, el de "Martínez el facha", no me hizo especial ilusión pues no es una tira que me guste mucho pero tengo que admitir que en el Arte de Volar me ha convencido. Huye de complicaciones y excentricismos pero sus dibujos resultan siempre expresivos y evocadores.
En cuanto al guión, primero debo decir que me parece excelente. Conjuga perfectamente los recuerdos de su padre, con los suyos propios y con sus ideas para dar forma a una história biográfica que resuena a varios niveles. Primero, como retrato de un cacho de la Historia de España vívido y cruel, el lado más salvaje de la bestia. Después, como la triste historia de la vida de un hombre. Es genial observar como ambos niveles se funden y se afectan como los consabidos muros para separar los campos. Altarriba escoge un punto de vista a ras de suelo y i caracteriza a todos sus personajes sin juzgarlos ni clasificarlos. Al inicio ya afirma que él es su padre y durante el relato lo extiende a muchos otros personajes cargados con el mismo peso sobre sus hombros. El mejor ejemplo en la pag.81 v.3 de la edición de tapa dura.
En este tipo de relatos, las anécdotas y los relatos satélite son tan importantes como el personaje principal y en el Arte de Volar no sólo sirven de fuga como indica Antonio Martín en el prólogo sino que complementan el relato de forma completamente orgánica.
Sin más, me queda decir que la obra de Kim y Altarriba es arte puro. Nace de una necesidad vital, se produce con gran talento y al lector le revienta dentro, en las entrañas.
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