La sorpresa, el encuentro de algo desconocido e impredecible, suele magnificar la mayoría de sensaciones, sobretodo en el mundo de la ficción. Una de las razones básicas para que la regla de "segundas partes nunca fueron buenas" funcione tan bien como lo hace es que la sorpresa, la originalidad y frescura de la primera parte está intrínsecamente ausente en la segunda. Es inevitable. Las excepciones a esta regla suelen aparecer en forma de segunda parte que amplia y profundiza en conceptos que la primera parte no acabó de redondear o, como en el caso de la saga de Ender, porque la segunda parte difiera tanto de la primera que parezcan obras completamente separadas.
Aún así, la regla de la sorpresa se sigue aplicando y probablemente, esa es la razón principal por la cual Ender el Xenocida y Hijos de la Mente, tercera y cuarta parte de la saga, no me hayan impactado tanto como la fabulosa Voz de los Muertos. Evidentemente, no quiero decir que esta segunda mitad de la saga sea peor que lo anterior ni mucho menos; de hecho, si has leído y disfrutado de la Voz de los Muertos considero un deber moral leerse estos otros dos libros del gran Orson Scott Card. En ellos, se mantiene ese estilo basado en diálogos complejos e inteligentes que, además de avanzar la trama, exploran cuestiones filosóficas, metafísicas y científicas con un tono casi didáctico y accesible. La multiplicidad de puntos de vista radicalmente distintos pero igual de verdaderos ofrece un panorama colorido y muy interesante. Casi todos los momentos importantes de la historia son descritos y comentados por varios personajes con visiones de la vida muy distintas y personalidades a menudo enfrentadas.
Otras sorpresa con la que me he encontrado mientras investigaba a Orson es que el hombre se considera mormón. Siempre es una alegría tener que reconfigurar algunas de las propias creencias gracias al aprendizaje y así he tenido que añadir un apéndice a aquello que creía saber de los mormones pues Orson muestra una claridad mental, una comprensión de la naturaleza humana y una sabiduría que no creía posible en un grupo social tan lleno de reglas y estrictas creencias.
La saga de Ender, sobretodo los tres últimos libros, es un canto a la vida y a la profunda exploración de la misma a través de la inteligencia y la empatía que ningún amante de la ciencia-ficción y de la buena literatura en general debería perderse. Orson ha seguido escribiendo en este universo que ha creado dentro de otra saga llamada de las sombras que me propongo leer.
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