Aquí acaba este corto experimente, de la manera más sencilla y previsible. El episodio 3, La venganza de los Siths es tan mala como las anteriores dos. Es una película donde se potencia la espectacularidad de los efectos visuales y de los combates en detrimento de la coherencia y tridimensionalidad de los personajes y tramas. De nuevo, el análisis de Red Letter Media es divertido y afinado aunque el peculiar comentarista ya haya dicho casi todo lo posible en los anteriores análisis. Luego, como saliendo de un túnel oscuro y mediocre, disfruté de las dos primeras películas de la saga original: lo que ahora se conoce como A New Hope y The Empire Strikes Back. Las diferencias entre ambas formas de entender el cine es demencial y a pesar de los años transcurridos entre una trilogía y otra, las películas originales siguen siendo mucho más disfrutables.
Que conste que no lo digo por ese afán de realzar lo antiguo pues, en general, tengo que hacer un esfuerzo para ver los clásicos añejos. No soy uno de esos espectadores elitistas ni mantengo que todo tiempo pasado fue mejor (pero casi). Aún así, la consistencia, la solidez y la fluidez de las películas originales supera por mucho a lo encontrado en la nueva, hiperdigitalizada, ultradefinida y megaespectacular nueva trilogía.
Hollywood ha olvidado aquello de "menos es más" y, corrupto hasta las entrañas, lo ha transformado en un "mucho es mejor". La dosificación es un aspecto fundamental de la creación de ficción y cuando todo es grande y espectacular, el espectador pierde las referencias, se satura y todo se percibe como un conjunto amalgamado e inconsistente incapaz de grabarse en la memoria. Éstas son importantes lecciones que aprender como aprendiz de guionista.
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