Casi un año atrás, tuve un increíble golpe de suerte y, por fin, se me concedió la oportunidad que tanto tiempo había estado esperando. Una amiga que está dando sus primeros pero firmes pasos en el mundo de la producción de largometrajes para cine decidió contar conmigo para realizar una serie de cambios en un tratamiento en el que estaba trabajando. El trabajo que hice para su proyecto le gustó lo suficiente como para seguir contando conmigo para más reescrituras y para recomendarme a un productor potente de Madrid.
Por si acaso, no voy a dar nombres ni nada, pero este productor está más que establecido en la industria española del cine así que ya imaginaréis mi alegría cuando recibí su llamada. El encargo era otra reescritura, esta vez, de un guión de largometraje. Tras algunos meses de trabajo y de aprender un montón de cosas gracias a la colaboración con un productor y un director profesionales y con experiencia, acabé la última versión del guión. Productor y director acabaron contentos con mi trabajo pero por desgracia, el guión ha acabado en un cajón tras un primera e infructuosa búsqueda de capital.
Ahora, sigo trabajando en el proyecto que me abrió las puertas y procuro aprovechar los contactos que he hecho por el camino. Al principio, pensaba que todo iba a ir rodado después de haber trabajado para un productor de tanto calibre pero las apariencias engañan y todos estos procesos son lentos. De momento, sigo escribiendo, sigo buscando oportunidades y maneras de ganarme el pan. Todavía tengo esperanzas y las ideas no se acaban.
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