Leal como soy al mundo del cómic, no podía perderme la nueva adaptación para la gran pantalla de uno de los personajes más extraños en haber conseguido una adaptación cinematográfica: Ghost Rider, AKA El Motorista Fantasma.
Jonny Blaze es una estrella de los espectáculos motorizados hasta que un dia decide hacer un trato con el diablo para salvar la vida a su padre. Por supuesto, la cosa no acaba bien y Blaze recibe una terrible maldición que, cuando a la trama conviene, le transforma en un demonio con una calavera en llamas por cabeza que gusta de conducir una moto infernal. Dicho así, y probablemente de cualquier otra manera, el personaje parece ser carne de serie B pero el personaje ya ha conseguido dos adaptaciones al cine protagonizadas por el inigualable Nicholas Cage.
La primera película del Motorista no tuvo mucho éxito de público ni crítica pero aún así, los mandamases del sector creyeron oportuno manufacturar otra salchicha llameante. Una vez más, la película ha recibido una gélida acogida sin posibilidad de redención y la verdad, no es para menos.
Ghost Rider: Spirit of Vengeance es una película vacía y sin interés. Evidentemente, la representación del Motorista tiene sus momentos espectaculares pero en general, le falta de todo un poco. Los personajes son planos y aburridos, las escenas de acción no enganchan y la trama tiene varios agujeros de bala. En Rotten Tomatoes le han puesto un 15 sobre 100 así que ya se pueden ir imaginando el calibre del film: sólo para incondicionales.
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