The Descendants es una de las películas referencia de un guión cuyo tratamiento estoy escribiendo estos días. Las referencias sirven para establecer el tono o ritmo de una película, para inspirar ciertos aspectos de la trama o incluso para visualizar la paleta de colores. La visualización fue una experiencia grata y útil pero aquí nos centraremos sólo en la parte "grata".
Esta película ambienta en Hawai ha sido una de las más aclamadas del año y se ha colado de docenas de listas Top10 además de en las galas de múltiples premios. The Descendants cuenta la historia de un padre de familia cuyo trabajo mantiene ocupado y alejado del núcleo familiar. Todo eso cambiará cuando su mujer sufra un accidente que la deja en coma. A pesar de su admitida falta de experiencia como padre, el personaje de Clooney tendrá que ayudar a manejar la pena a sus dos hijas mientras él lidia con una revelación inesperada, su mujer le estaba siendo infiel.
Obviamente, The Descendants es un drama que trata sobre la familia, la muerte y la herencia que dejamos tras nuestros pasos. Tanto Clooney como Woodley se erigen como los titanes interpretativos de la película y sus actuaciones te llevan de la mano a través del dolor, del humor y de la ironía trágica de la vida. Los papeles de estos dos actores están muy bien sujetos y definidos gracias a un guión inteligente basado en el menos es más y una labor de dirección muy bien planteada con gran capacidad narrativa.
Todo el que me conozca o lea este blog de manera habitual sabrá que soy más aficionado a fantasías y otras aventuras típicas del cine de género, pero de vez en cuando es muy saludable ver una de estas películas tan bien recomendadas para certificar que el buen cine siempre encuentra un hueco en la mente de cualquier espectador donde posarse para contar una historia de sencillas y complicadas emociones humanas.
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