Ya se ha acabado la segunda temporada de Game of Thrones y ha sucedido demasiado pronto si alguien se molesta en preguntarme. Ahora habrá que esperar un montón de meses hasta que se estrene la tercera pero al menos tengo el consuelo de saber que mucho antes podré disfrutar del 5º libro y eso me hace feliz.
Este final de temporada empieza con otra emotiva escena entre Shae y Tyrion. El amor que se declaran es poderoso y me pregunto que les depará el futuro. En más regias estancias, el caballo de Tywin se caga en todo y el teatrillo va según lo acordado: Margaery se casará con Joffrey y Meñique sigue ascendiendo. La felicidad de Sansa no dura ni un minuto pues el propio Meñique se ocupa de hacerle saber que sigue siendo prisionera. Conociéndolo, su oferta de salvación no parece tan dulce.
El que va de mal en peor es Theon Greyjoy, un gran personaje que Alfie Allen está clavando como el que más, que cuando ya ha decidido que quiere morir en gloriosa batalla, es traicionado por los suyos. Aquí ha habido un cambio según las novelas que provoca confusión: se entiende que los isleños entregarán a Theon para pagar su salvoconducto tal y como dijo Robb pero entonces, ¿porqué queman Invernalia?
Conociendo el título del capítulo, estaba esperando la aparición del gran Jaqen y su cambio de cara. Estoy convencido del éxito que tendría una serie de What Ifs basados en GoT: ¿os imagináis lo divertido que sería si Arya se hubiese ido con Jaqen? Mmmm, un hombre puede soñar...
En el norte, Jon se enfrenta a Qhorin y lo mata para ser aceptado entre los salvajes. El combate que mantienen está muy guy bien hecho pero no quita que toda esa trama haya perdido fuerza con la ausencia de los monólogos interiores de Snow. Por un momento, pensaba que ibamos a ver el ejército de Mance en toda su gloria pero me temo que eso tendrá que ser el año que viene. Lo que si tenemos ocasión de ver es el ejército de los White Walkers. Admito que hubiese preferido el asalto al puño que leí en las novelas pero la falta de presupuesto ha forzado a los creadores a realizar una secuencia menos espectacular pero espeluznante cuanto menos y también admitiré que no me esperaba ese primer plano del White Walker; como otros han dicho, quizá es demasiado sólido pero ver como el frío emana de su piel y los brillantes ojos azules lo valen.
Al otro lado del mar, me imaginaba que Daenerys no iba a tener las visiones que tiene en las novelas pero la senda que han seguido en la serie me ha gustado mucho, con los brujos ofreciendo a Dany sus más ardientes deseos. Volver a ver a Khal Drogo y las dulces pero extrañas palabras que intercambian ha sido un placer pero los dragones la llaman y con su fuego, Dany es capaz de destruir todos los espejismos. Ah... que dulce es la visión de los tres dragoncillos. Junto a ellos y con Jorah, Dany acaba la temporada más sabia, dura y regia que en la temporada anterior y han queda mucho camino ante ella.
Así nos despedimos de GoT hasta el año que viene pero aquí, en Taller de un Guionista, llegará pronto Danza de Dragones y ya os contaré lo bien que lo he pasado leyendo tan esperado libro.
Valar Morghulis, Valar Dohaeris.
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