Ayer acabaron dos series británicas: Outcasts y Being Human. De la segunda, hablé hace poco en un artículo dedicado y no me queda mucho más por decir. Esta tercera temporada de Being Human ha estado a un gran nivel, especialmente los episodios justo antes del final de temporada. Por desgracia, el último episodio no ha estado a la altura de todo lo que se había mostrado pero, con ánimo conciliador, he de admitir que era complicado superar el penúltimo y taquicardico episodio.
Por otro lado, Outcasts, cuya segunda temporada jamás veremos, ha tenido un desarrollo más irregular con algunas buenas ideas pero incapaz de atrapar completamente a los espectador. Outcasts podría haber sido una serie muy interesante que se ha quedado en agua de borrajas por culpa de tramas débiles, falta de empatía con algunos de sus personajes y un ritmo de desarrollo demasiado lento.
Así es la vida en este mundillo televisivo, muchas ideas jamás ven la luz del sol, a otras se les da la brillante oportunidad pero no son capaces de aprovecharlas. Sólo unas pocas, llegan para quedarse un buen tiempo, sino en pantalla al menos en el imaginario de sus espectadores.
martes, 15 de marzo de 2011
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