Rubber: Película Extravagante

Este fin de semana, he visto por fin Rubber, la extraña película cuyo trailer colgué semanas atrás. Ahora, si alguien me preguntara que es el cine de autor, le pondría esta película. No sólo porque Quentin Dupieux sea el director, guionista, fotografo y montador de la película sino porque Rubber es el resultado de las extravagancias y decisiones de una persona (o incluso más de una) y no de un conglomerado de mentes pensantes con el éxito comercial o artístico como objetivo.
Rubber cuenta la historia de un neumático que cobra vida y empieza a matar gente con sus poderes telepáticos. Sí, como lo cuento. Por si esta breve sinopsis no fuera lo suficientemente bizarra, en Rubber hay un grupo de gente que observa los acontecimientos de la película con prismáticos desde una colina  y un personaje que sabe que están en una película, añadiendo una capa de metaficción surreal muy curiosa.
Como me imaginaba tras el trailer, Rubber es una película divertida pero tengo que admitir que esperaba muchos más gags en vez de tanta comedia del absurdo. No es una comedia al uso ni de lejos, de hecho, Rubber tiene un ritmo lento y Dupieux se congratula en añadir imágenes del desierto y de la desolación. Aún así, yo me reí bastante con ciertas referencias a películas míticas y algunas de las situaciones más inverosímiles.
En mi opinión, lo mejor de la película es el nivel de consciencia que el espectador le otorga a un objeto muy limitado en cuanto a capacidades expresivas (rodar, girar y poco más) gracias a mecánicas cinematográficas y de montaje que todo el mundo conoce tras miles y miles de películas.
Rubber es un experimento extraño y será difícil que se convierta en tu película favorita, pero si te gusta el cine, yo creo que vale la pena verla aunque sea sólo para ver, lo que da de sí una rueda de coche.