Sucker Punch: Espectáculo Incoherente

Sucker Punch es la última película de Zack Snyder, más conocido por Watchmen o 300 y por su estilo estilizado con abundancia de cámaras lentas. Un crítico sin compasión, diría que Snyder no tuvo suficiente con las escenas de acción de sus anteriores películas y se vió emocionalmente forzado a rodar Sucker Punch.
La trama sigue a Baby Doll quien, tras dos terribles sucesos, es ingresada en un manicomio. Allí, se sumergirá en los mundos de su imaginación para planear y ejecutar su fuga con la ayuda de otras chicas también encerradas allí.
Ahora que ya nos hemos sacado el argumento de en medio, la película gira alrededor de 4 secuencias de acción que suceden en mundos imaginarios donde las 5 protagonistas buenorras se lían a tiros y espadazos contra samurais espectrales, zombis nazis, robots, orcos y un estupendo dragón. Esas 4 secuencias son visualmente espectaculares y entretenidas si eres aficionado al género y disfrutas de cámaras lentas, tiroteos y chicas guapas con katanas.
El problema está en todo lo demás. Snyder trata el resto de escenas como mera argamasa para sus queridas secuencias explosivas pero ni así, consigue crear un conjunto coherente y justificado. Hay una gran cantidad de elementos sin sentido, diálogos gratuïtos y recursos irrisorios. ¿Cómo es posible que una chica joven sueñe con samurais, orcos y robots en el 55? En fin, si Snyder, que además de director es co-guionista, hubiese fabricado un entramado más interesante en el que introducir sus queridas secuencias, Sucker Punch podría haber sido una buena película. Por desgracia, se queda en 4 videoclips muy chulos con minutos de puro coñazo en medio.