Al igual que el año pasado sobre estas fechas, ya ha acabado el Festival de Cine Fantástico de Sitges. Algún día, cuando me salgan los dólares de las orejas, podré disfrutar de este festival, que parece hecho a mi medida, como Dios manda, atendiendo a presentaciones y estrenos. Hasta entonces, creo que tendré que limitarme a las maratonianas sesiones del último domingo del festival. En esta ocasión sólo pude ver tres películas por problemas internos, dolorosos retortijones, pero considero que fue una sesión bastante aprovechada aunque quizá no tanto como la del año pasado.
La primera película que vi, tercera de la maratón, se titula Maniac, remake del clásico y violento slasher de William Lustig. Maniac cuenta la historia de un asesino en serie profundamente perturbado interpretado por Elijah Wood. El director es Franck Khalfoun y los guionistas y padrinos son Alexandre Aja y Gregory Levasseur. Sinceramente, no soy muy fan del género pero esta Maniac tiene una peculiaridad que la hace un poco más interesante: casi todo el metraje del film se compone de plano subjetivos. Khalfoun utiliza unos recursos muy bien planificados para situarnos en la mente del homicida con muy buenos resultados. También es cierto que ese tipo de cámara puede ser un poco mareante pero el experimento formal y algunas ideas argumentales y visuales de la película hacen de Maniac una película recomendable incluso para aquellos que no frecuentan los slashers, el terror ni el gore.
El segundo film fue Grabbers, una película de monstruos con amplias dosis de comedia realizada en Irlanda. El monstruo es un extraterrestre compuesto principalmente de tentáculos, el escenario una solitaria y desconectada isla frente la costa irlandesa y los protagonistas una pareja de policías municipales. De las tres películas de la jornada, ésta fue la más normal y directa. Grabbers es una película de entretenimiento bien realizada y con puntillas de guión muy divertidas y muy bien escritas. Para que os hagáis una idea, uno de ganchos de la película es que el monstruo no tolera el alcohol en la sangre de sus víctimas y a mitad película, los habitantes de la isla organizan un fiesta con barra libre en el único bar que hay; lo que siguen son una docena de abuelos borrachos, cura incluido.
John Dies At The End es la última película de Don Coscarelli y fue la última de la maratón. Por trailers y demás, mis expectativas estaban bastante altas y la sensación final que me dejó el film fue dulce y amarga a la vez. La mejor versión del argumento que puedo dar sería algo así: David y John, viejos amigos, descubren una nueva droga que le permite ver e interactuar con una nueva dimensión que pretende invadir nuestro mundo y que sólo ellos pueden combatir. Esta breve frase se queda corta lo mires como lo mires pues John Dies At The End es una locura de principio a fin. Algunos de los despropósitos que articulan la trama resultan realmente divertidos, originales e inesperados (la transformación de un pomo de puerta en un pene para evitar que los protagonistas escapen es brillante) pero el conjunto final es demasiado caótico y psicotrópico.
lunes, 15 de octubre de 2012
The Sunday Sitges Marathon Movies
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