Desde su nacimiento, Super 8 tuvo la clara intención de homenajear las primeras películas de Spielberg y ese tono tan típico suyo que pudimos disfrutar en Los Goonies, ET, Encuentros en la tercera fase o la trilogía de Indiana Jones. JJ Abrams, que saltó a la fama gracias a Lost, se declaró fiel admirador del trabajo de Spielberg y finalmente, se unieron para realizar este esperado largometraje.
Super 8 cuenta la historia de un grupo de niños que están rodando una película de zombis en 1979 cuando en la estación de tren del pueblo, son testigos de un descarrilamiento que deja libre a un poderoso extraterrestre. Simplificando, hay dos grandes tramas que discurren paralelas, cruzándose cada vez más a medida que avanza el film. La primera y más interesante concierne al grupo de amigos intentando grabar su película. La dinámica entre los niños y la pequeña historia de amor entre dos de ellos está muy bien realizada y mantiene la atención del espectador gracias a las buenas interpretaciones y a la ilusión volcada en los diálogos y escenas. Por otro lado, la segunda trama gira alrededor del alien en fuga y de los adultos que intentan cazarlo o simplemente comprenderlo. Al principio, esta trama resulta interesante y misteriosa pues no sabemos nada de la criatura que ha escapado y sus acciones nos dejan pensando en qué está sucediendo. Por desgracia, enseguida llegan varias escenas de exposición que explican todo lo que el espectador necesita saber: SPOILER que el alien quiere reconstruir su nave. A partir de aquí, la tensión prácticamente se disuelve pues ya sabemos todo lo que va a pasar y, aunque los efectos especiales están muy bien hechos, no hay ningún momento más de sorpresa. Sinceramente, lo que más he hechado de menos es un buen vistazo a la criatura aunque sea en alguna de las escenas finales pero no cayó esa breva. El alien aparece siempre de noche, muy cerca o muy lejos o muy rápido, de manera que el espectador no consigue echarle un buen y amplio vistazo a la criatura protagonista.
Otro de los elementos que se ha quedado un poco a medias y que probablemente podría haber dado a la película el empujón necesario para convertirla en un peliculón, es el paralelismo que se establece entre el monstruo y el chico protagonista, cuya madre ha muerto recientemente. Ese punto en común entre el alien y el chico no se acaba de transmitir claramente y el espectador sólo se queda con una escena final en la que el niño dice: "Te entiendo".
A pesar de todo, Super 8 es una buena película, interesante, entretenida y que puede provocar una muy seria nostalgia. Sin duda, una de las mejores películas de lo que llevamos de verano.
PD: Por cierto, quedaros a ver los créditos si queréis ver al completo la película de zombis que ruedan los niños. Siempre es interesante ver la película dentro de la pelicula. ¡Más aún si es de zombis!
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