Vanishing on 7th Street es una película de terror en un escenario apocalíptico cuyo metraje transita las amplias praderas de aquello que no está ni bien ni mal. La trama sigue a unos pocos supervivientes de una catástrofe sobrenatural que hace desaparecer a todo aquel que esté a oscuras después de un apagón generalizado. Los pocos afortunados que se encuentran al amparo de algún tipo de luz se encuentran en un bar iluminado por un generador de emergencia.
Todo el asunto de la oscuridad y de las sombras cobrando vida está bien hecho y las primeras horas de la catástrofe, justo cuando todo el mundo desaparece están bien hechas. Por otro lado, los pocos personajes son muy típicos, poco arriesgados y no despiertan ninguna empatia especial. También me ha faltado una explicación más desarrollada sobre las causas de la tragedia pero lo único que ofrecen al público es un paralelismo con la famosa desaparición de los habitantes de Roanoke, la primera colonia inglesa en norteamérica, a través de la palabra Croatoan.
En fin, Vanishing on 7th Street es una película del montón. Tiene algunos aciertos, algunos fallos y pocas ambiciones. No puedo decir que me aburriera viéndola o que me pasara toda la película aplaudiendo, se trata de una película entretenida, relativamente eficaz en su humilde propósito y con algunos puntos interesantes si te gusta el género o te apetece ver unos juegos de luces y sombras.
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