Es posible que Supreme sea el la obra más "alimenticia" de Alan Moore en tanto que Rob Liefield lo contrató para aumentar la calidad y las ventas de Supreme, un personaje de su creación. Se conoce que Moore aceptó con libertad total como condición. Liefield, sabiamente, aceptó el trato y cedió las riendas de Supreme a Alan Moore. Ya en el primer número, Moore reinventó el mundo de Supreme a imagen y semejanza de Superman para utilizarlo como una especie de homenaje a la vez que análisis de su trayectoria a lo largo de sus muchos años de vida.
En la nueva encarnación creada por Moore, Supreme no recuerda su pasado por completo y los flashbacks donde el personaje va recordando y recuperando la memoria aparecen como cómics de los 40 y 50, tanto en estilo de dibujo como en los diálogos. Tengo que admitir que aunque la idea me pareció genial, luego se me hizo un poco pesado leer esas partes que rezuman Gold Age of Comics por todos lados. Probablemente sea porque yo ya he nacido en otra generación y ese estilo de cómic no me provoca nostalgia sino aburrimiento.
Aún así, este primer tomo de Supreme se lee con facilidad y siempre es un placer leer las palabras de Moore. Imagino que este cómic está especialmente recomendado a los fans de Superman que hayan seguido sus cómics desde su inicio en los 40. Para todos los demás, Alan Moore siempre te descubre algo nuevo.
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