jueves, 5 de septiembre de 2013

Hasta los mitos acaban

El verano se acaba y con él, varias series de televisión que nos han acompañado durante años. Es triste ver partir a estos camaradas pero ser testigo de su inevitable degradación es mucho peor. Así, con el ánimo ligero, nos despedimos de tres series míticas: Dexter, Breaking Bad y Futurama.
Dexter se encuentra en los últimos compases de su octava temporada y aunque el nivel ha fluctuado mucho (la temporada de tema religioso fue un poco decepcionante), la historia del vigilante psicópata nos ha brindado grandes momentos. A pesar de la abrumadora cantidad de capítulos que hay por delante si se decide empezar desde cero, Dexter sigue siendo una buena recomendación para aquellos que se aburren con las series más sesudas. Acabará pronto, probablemente tendrá un final controvertido, pues es lo que suele suceder, y luego, será enterrada en el mausoleo de las buenas series que murieron de viejas, en su cama, con las sábanas de Holanda.
Otra serie, de mayor calado su cabe, al que le llega su momento es Breaking Bad. El final de esta serie mítica se ha convertido en noticia y cada lunes miles de voces comentan por la red el último capítulo en emitirse. Breaking Bad tiene 5 temporadas de oro puro, ineludibles para cualquier amantes de la ficción serializada y que pronto reposarán en el Olimpo de las historias.
La historia más triste de esta elegía es la de Futurama pues ayer mismo nos abandonó cuando todavía era joven, con energía de sobra para aguantar unos cuantos años más. Aunque hay quien critica sus últimas temporadas como las más flojas, el estratosférico nivel de las primeras temporadas no facilita el trabajo de los guionistas. En fin, nos despedimos de Futurama con la descarada esperanza de verla resucitar por tercera o cuarta vez, cual Lázaro reincidente.
Que empiece el funeral vikingo...

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