El tercer episodio de Game of Thrones es mucho más tranquilo que los anteriores y en ausencia de sexo y violencia, los personajes vuelven a tomar las riendas en un capítulo donde hay más exposición y abundantes escenas nuevas.
Este episodio empieza con la llegada de Ned y sus hijas a Desembarco del rey, más parecido a Pentos que a Winterfell, y el encuentro de éste con Jaime en la sala del trono donde el Lannister cuenta como fue testigo de la muerte del padre y el hermano de Ned. Esta escena es otra de esas nuevas escenas que no aparecían en los libros pero que ilustra perfectamente la personalidad de ambos personajes, la relación entre ellos y además nos ofrece pinceladas sobre el antiguo rey, llamado el Rey Loco y el pasado de los 7 Reinos. Sin un momento de descanso, Ned se presenta ante el consejo que gobierna el reino cuando a Robert no le apetece y para empezar, descubre que la corona está al borde de la bancarota. Es un placer conocer por fín a los miembros del consejo pues todos ellos van a ser piezas fundamentales en los sucesos por venir.
Tras una extraña parada en Cersei y Joffrey (venenoso amor materno), volvemos a la familia Stark y a la gran Arya. De momento es difícil empatizar con Sansa pero tengo curiosidad por ver la evolución del personaje. Por el contrario, Arya sigue genial en todas y cada una de sus escenas.
De vuelta en Winterfell, Bran ya está despierto pero obviamente su humor está un poco torcido. Me ha gustado mucho esa extraña referencia sobre estar viviendo en el ojo de un gigante pues da a Bran el toque místico con extrema sutileza.
Otra vez en Desembarco, Catellyn ya ha recorrido el largo camino hasta la capital, supuestamente en secreto, pero para su sorpresa, unos guardias la esperan en las puertas. El transcurso del tiempo es un factor difícil de equilibrar en GoT. Supuestamente, el viaje de Winterfell a Desembarco dura un mes aproximadamente así que todo los acontecimientos tras el primer consejo, que sucede en cuanto Ned llega a la ciudad, suceden en un marco indefinido de tiempo. De momento, los guionistas y directores han hecho un buen trabajo porque el elemento temporal no es esencial en estos momentos. Como ya he dicho, creo que GoT debería tener al menos el doble de episodios de los que tiene aunque significara mayores complicaciones para guionistas y más quejas sobre la lentitud de la trama por parte de algunos seguidores.
La siguiente escena es fundamental para el transcurso de la trama pues Littlefinger y Varys explican a Catellyn que la daga que usó el asesino en Winterfell pertenecía a Tyrion Lannister.
Con su nombre colgando, viajamos hasta el norte donde Tyrion observa a Jon dar una paliza a sus compañeros de armas. Éstos no se lo toman muy bien e intentan vengarse pero Tyrion vuelve a aparecer para calmar los ánimos y explicar a Jon que en realidad, a pesar de su desencanto, ha tenido una vida muy afortunada.
En las siguientes dos escenas, somos testigos de las diferencias entre las pasiones de los Stark y los Lannister. Mientras unos fantasean con matar a todo el que se interponga entre ellos, los otros sacrifican los deseos de su corazón a favor de la templanza.
Las nuevas escenas sirven para explicar al espectador todo aquello que Martin explicaba a sus lectores detrás de bambalinas y la conversación entre Robert, Jaime y, en menor medida, Ser Barristan es una avalancha de información. Conocemos a Lancel Lannister, el chico del vino, y a Barristán el bravo. Somos testigos del carácter destructivo, tanto hacia dentro como hacia fuera, de Robert y la prepotencia y rencor de Jaime.
Al otro lado del mar, entre los dothraki, Dany está aprendiendo poco a poco las costumbres de su nuevo pueblo y los poderes de su nueva condición. En cambio, Viserys es incapaz de ver lo que sucede a su alrededor y sigue nublado con sus obsesivos sueños de venganza y poder.
En una larga secuencia que nos muestra en detalle el Muro, Jon va a ver a su tío para recibir otro rapapolvo a cuenta de su ego y sentimiento de superioridad. Benjen cruza luego unas palabras con Tyrion que no comparte el fatalismo de la Guardia de la Noche.
De vuelta en el mar dothraki aprendemos que Dany está embarazada y asistimos a una interesante conversación entre Ser Jorah y Rakharo en otra escena nueva que acaba abruptamente cuando Ser Jorah anuncia que se marcha durante un tiempo, just después de oír sobre el embarazo de Danny. Como con Lancel, se nos ofrecen pistas para cosas que han de venir que en las novelas no conocimos.
En la siguiente escena en el Muro, Jon ya ha hecho buenas migas con sus compañeros y de nuevo, hubiese pedido alguna otra escena y al menos una señal de que el tiempo pasa a gran velocidad. Tyrion tiene luego una conversación con los líderes de la Guardia de la Noche que deja en su rostro la mueca más seria que le hemos visto hasta el momento. Por primera vez, gracias al maestre ciego, Daemon, sentimos de verdad la amenaza del invierno que se acerca.
En la escena final, esperada por muchos, por fin conocemos a Syrio, el profesor de danza de Arya. Tengo que admitir que había imaginado el estilo de lucha de Syrio de otra manera, más espectacular quizá. Aún así, enseguida quedé convencido por la actuación del espadachín. La llegada de Ned, que empieza a oír el inevitable choque de espadas que está por venir, cierra el episodio sin cliffhanger pero con una nota sombría.
Y ya está. A esperar otra vez. Algunos espectadores se han quejado de la falta de acción o del lento ritmo de este episodio pero yo lo he disfrutado mucho. Este episodio se ha centrado en reposicionar a los espectadores en Desembarco del Rey, que será el escenario principal en lo que queda de temporada, y en sentar aún más las bases de la serie: sus personajes. Lo que más echo de menos hasta el momento: Fantasma, el huargo de Jon.
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