jueves, 26 de mayo de 2011

El Bruto 7: Un lugar donde reina la pena y el dolor

El último tomo de El Bruto parece más centrado en introducir un nuevo status quo que en presentar situaciones extravagantes, acciones gamberras y personajes impresentables, marca de la casa de esta gran serie de humor negro. El nuevo status quo traslada al eterno villano a un papel de secundario en villanía y pone al Bruto al frente de un misterio complejo y amplio que no queda resuelto al final del tomo. El que me lea a menudo sabrá que yo suelo preferir historias bien hilvanadas, coherentes entre sí y con repercusiones que se arrastren a través de las nuevas historias en vez de tener episodios autoconclusivos o relativamente autónomos, pero en el caso del Bruto, no estoy tan seguro.
Las locuras de Eric Powell se desatan con mayor facilidad, más mala leche y mucha más comicidad cuando Eric no está intentando tejer un complicado telar de relaciones, mentiras, secretos y tramas. El escenario creado para El Bruto es rico y casi infinito y sus personajes no tienen la necesidad de evolucionar para ser interesantes pues ya son muy divertidos por sí mismos.
Aún así, no os llevéis al engaño, el séptimo tomo de El Bruto sigue teniendo una gran calidad pero temo no haber reído igual que con los primeros tomos. Probablemente la ausencia de elemento sorpresa, como es costumbre, tenga algo que ver, pero yo esperaba encontrarme algún nuevo tipo de monstruo divertido y surrealista pegandose puñetazos con el Bruto y eso no ha sucedido.

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