miércoles, 11 de mayo de 2011

GoT ep.4: Cripples, bastards and broken things

Este gran título para el cuarto episodio de Game of Thrones sale de la boca del no menos grande Tyrion Lannister en una de las escenas en Winterfell donde se aprecia perfectamente la dualidad y conflictos del mismo Tyrion además de Rob y Bran.
Este capítulo ha recibido un poco de crítica debido a varias escenas llenas de exposición (la palabra maldita cuando se habla de GoT). Como lector, aunque esas escenas sí tenían un pequeño punto forzado, la amplia calidad de los actores unida al interés que Westeros suscita en mí han hecho que no me molesten en absoluto.
Vamos a empezar por el otro lado del charco, en Essos, donde observamos una vez más al indeseable Viserys haciendo de las suyas (la escena en la bañera me ha encantado aunque ha sido un pelín demasiado larga, se va excitando a medida que recita los nombres, enfermo, y luego se enfurece abruptamente por nada) aunque esta vez Dany, le para los pies y se proclama la verdadera Khaleesi.
En el muro, Jon, al que voy apreciando más y más, desarrolla sus aptitudes para el liderazgo para ayudar al pobre Sam, clavado por el actor, otro pobre desgraciado con una triste historia que acaba en el muro. En el proceso, tenemos el placer de ver a Fantasma, aunque aún no lo han llamado por su nombre, pero que podríamos haber visto un poco más mientras observa como su amo entrena, por ejemplo. Por eso, cada segundo en GoT vale su peso en oro y no puede ser desperciado. En otra escena ligeramente sobreextendida, Sam y Jon se declaran vírgenes y Thorne comparte una terrible historia de hambre y canibalismo en el invierno más allá del muro. Me gusta cómo muestran a los jóvenes Guardias Negros, ese extraño compañerismo lleno de pullas de los que son amigos y camaradas en armas.
Muchos seguidores de GoT se habían quejado de la ausencia de los sueños de Bran pero ya podemos tachar esa casilla pues el episodio empieza con el famoso cuervo de tres ojos, una imagen ciertamente poderosa. A pesar de eso, Bran sigue de un humor de perros y sólo el GRAN Tyrion es capaz de arrancarle una sonrisa cuando le entrega los diseños de una silla de montar especial. Theon, Robb, Bran y Tyrion están magníficos en sus respectivos papeles y he disfrutado mucho de la supuesta escena de exposición de Theon y Tyrion, antes de que el primero abandone Invernalia. Entre las menciones a la revolución Greyjoy y a Mance Raider, neuronas frikis estaban sacando humo.
En Desembarco del Rey, Ned recibe una valiosa lección de Meñique, un personaje lleno de potencial que aíun está por estallar. Arya sigue siendo una crack, uno de los personajes favoritos del público, cuyo futuro, alejado de aquello que su padre le promete, se insinúa en una indirectísima mención. ;-) Sansa sigue sin ganarse mi aprecio y la ausencia de su famosa escena con Perro (otra gran crítica de los lectores en este episodio) no ayuda. Espero que esa escena aparezca en el próximo episodio pero no lo veo claro. Ned da sus primeros pasos como detective medieval mientras intenta descubrir qué pasó con Jon y por el camino descubre a un bastardo del rey. En los libros, a estas alturas era imposible deducir cual era la solución a la trama mientras que en la serie, en parte gracias a la propia imagen y en parte a muchas conversaciones que los personajes han tenido, creo que está un poco más clara y seguro que algún espectador avispado ya la ha imaginado. Creo que la escena que más me ha gustado en Desembarco es el encuentro entre Jory y Jaime ante las habitaciones del rey. Me encanta como han retratado a Jaime y sus diálogos son deliciosos, así que aunque se supone que es otra escena de exposición, es un placer verla una y otra vez.
El episodio acaba con una secuencia sacada directamente del libro donde Cat se ve forzada a capturar a Tyrion con la ayuda de unos cuantos vasallos de su padre. El rostro de Tyrion no tiene parangón y muchos ya le dan el Emmy al mejor actor como suyo. Ciertamente, se lo merece.
Las malas lenguas aseguran que los capítulos de exposción han acabado aunque yo rezo por lo contrario. En los próximos episodios, ¡empiezan las tortas!

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