Aunque a menudo sea para mí mismo, cuando tengo que definir qué es lo me apasiona me encuentro siempre ante el mismo problema lingüistico. Ya en la más mísera de las definiciones, aquella que consiste en una palabra, me encuentro en aguas pantanosas. La palabra más obvia y la que me he decidido por emplear, como demuestra la frase junto a mi fabuloso retrato, es historia. La razón por la que no me acabo de encontrar cómo es sencillamente su variante con mayúsculas: Historia. A pesar de que resuenan a niveles muy parecidos hay mucha distancia entre ellas dos. Por eso, a veces tiendo a usar la palabra ficción pero tampoco acaba de gustarme. No se trata sólo de que suene mal o su sonoridad no me guste; generalmente ficción describe bastante bien el tema del asunto, pero como definición no puede funcionar pues obvia que hay historias muy reales, históricas o verdaderas. Cuento, leyenda, fábula, novela, película, cómic, juego, relato, quimera... todas estas dejan muchas cosas de lado y no me sirven para definir. Así pues, me quedo con las historias.
Si quisiera enfocar más a fondo la cuestión, tendría que dividirla en dos partes que luchan entre sí para ver cual de las dos tiene más fuerza, más peso, más importancia. Una de ellas, es fácil de definir aunque parece que la respuesta obvia es escribir, escribir historias. Pero una vez más, escribir historias es demasiado limitada y se ve superada sin lugar a dudas por contar historias. La historias se pueden contar de muchas maneras, a través de muchos medios desde una película hasta el cuento para ir a dormir pasando por libros, comics, juegos, radionovelas y muchas más.
La otra parte, sin embargo, es la más difícil de todas y el objeto de este artículo. No encuentro el verbo que reúna leer, ver, jugar y oír. Me gusta leer libros, ver series, jugar a juegos y oír música pero no puedo expresarlo todo a la vez. Casi siempre acabo usando el verbo absorber, pues creo que es el que mejor define la acción a la que me refiero, absorber historias. Como antes contar, una historia se puede absorber de muchas maneras, a través de muchos medios. Por desgracia, tampoco me gusta mucho su sonoridad y sus matices y así me encuentro con la ausencia del verbo.
¿Alguien tiene un sinónimo mejor?
miércoles, 24 de febrero de 2010
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Supongo que has leído alguna cosa de Stephen King. Son muy interesantes los prólogos y epílogos porque suele hablar del oficio de escribir desde su perspectiva que se parece un poco a la tuya en tanto que lo que le importa es contar historias (como a Coppola en el cine, por ejemplo). Hay otros escritores interesados en otras cosas como el estilo (igual que hay directores de cine interesados por otras cosas como el lenguaje no verbal o no personal, por ejemplo) pero él dice que lo importante de un libro (película, etc.) es la historia que te cuenta. Habla más sobre ello en el libro de ensayo Mientras escribo el cual creo que te resultaría interesante.
ResponderEliminarMi propuesta para tu verbo: vivir.
Saludos.
Gracias por las recomendaciones! La verdad es que no he leído mucho de Stephen King, pero de un tiempo a esta parte he pensado en leerme la saga de la Torre Oscura.
ResponderEliminarVivir es un buen verbo pero demasiado amplío y poético para lo que yo busco.
Aún así, gracias!!
La experiencia de La Torre Oscura fue un fenómeno para los que éramos seguidores de Stephen King porque como casi seguro que sabes, se prolongó en el tiempo más de 20 años. El primer volumen se publicó en 1982 (qué tiempos aquéllos cuando mi única preocupación era tomarme el biberón y dormir) y el último en 2004. Lo tuvo en parón bastante tiempo (a mi parecer porque se metía en jardines de los que no sabía salir) pero poco a poco, todas sus historias fueron convergiendo en cuanto a la mitología, hacia el universo de La Torre; eran pequeños guiños, uno en una novela, otro en un cuento corto... que los seguidores detectábamos y devorábamos ansiosos de otro detallito que nos acercara a desvelar los misterios de La Torre. Además, en La Torre intentaba una suerte de cohesión con sus obras anteriores (también en forma de detallitos que los freaks como yo relacionábamos con otros libros anteriores) como para hacer que toda su obra fuera una sola, cosa que a veces surtía efecto y otras, claro está, no tanto. Por ello digo que fue una experiencia y no te pretendo desanimar diciéndote que para disfrutar La Torre Oscura tienes que leerte a todo Stephen King, ni mucho menos, creo que es una historia que se puede disfrutar y se disfruta de manera autónoma.
ResponderEliminarHoy hace años que no leo nada de él (lo último fue Cell) y la verdad es que lo echo en falta. Puede que esta tarde me pase por la librería...