He tardado menos de una semana en devorar el segundo volumen de la saga de Canción de Hielo y Fuego. Sus 900 páginas han pasado volando ante mí mientras las tragedias y hazañas de los personajes pasaba ante mí. No me queda mucho que decir después del artículo del primer volumen, o sí, en realidad quedan muchas cosas pero ya han corrido ríos de tinta y no me quiero sobreextender.
Una de las muchas cosas que me mantienen atrapado a la obra de George R. R. Martin es su habilidad para crear grandes personajes. Choque de Reyes, como Juego de Tronos o Tormenta de Espadas, tiene una enorme cantidad de personajes (cada volúmen incluye un apéndice con todos los miembros de las diferentes cortes y facciones) y ninguno de ellos resulta estereotipado. Las distintas actitudes y objetivos, la telaraña de relaciones, vasallos y juramentos entre personajes, sus ambiciones y sus miedos; todo eso da forma a unos personajes ricos e interesantes. Para colmo, Martin no tiene clemencia, como todo buen escritor, y hace pasar a sus personajes todos los dolores y tragedias posibles.
Seguiré leyendo hasta que me quede sin más Canción y seguiré subiendo a mi humilde tribuna a gritar a los 4 vientos: No dejéis de leer!
PD: Sueño con que la nueva serie de HBO tenga el éxito suficiente para adaptar toda la saga...
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