Hoy he decidido rescatar otro artículo olvidado cuyo título ya habéis leído. No es más que una breve reflexión y una pizca de información extraña y terrorífica. Espero que os guste.
Hace un tiempo, discutía con mis amigos los efectos del hombre contemporáneo sobre el planeta Tierra y la naturaleza. Una de las conclusiones a las que llegamos defendía que el hombre difícilmente acabaría con la vida en el planeta. Negar el cambio climático es una estupidez, enciendes la tele y es tan evidente que da un poco de miedo. De hecho, ya lo tenemos encima. Ya está ocurriendo. No sé si aún estamos a tiempo de aplazarlo mediante cambios drásticos en nuestra estructura y modo de producción industrial pero no parece probable. Sobretodo cuando países como EEUU, uno de los mayores emisores de gases invernadero, se niega a reducir de manera significativa sus emisiones
Lo que yo no sabía es que la Tierra ha pasado ya por muchísimos cambios climáticos en el pasado. La aparición de la vida, consumidora de CO2 y productora de oxígeno, provocó un cambio climático cuando modificó la composición química de la atmósfera. Nosotros los humanos, en nuestra sagrada prepotencia, creemos que estamos a punto de destruir el planeta cuando tan sólo estamos acelerando un proceso natural que es cíclico. Los ecologistas, además de llorar las cientos de especies ya extintas y tratar de proteger a las que, en nuestra trepidante aceleración, hemos puesto en peligro de muerte; afirman que el hombre no será capaz de adaptarse a la nueva situación geo-climática.
Tras debatir un buen rato todos estos temas, había una cuestión que no me había quedado muy clara. Entendido que el Calentamiento Global no es un proceso que pueda provocar una extinción masiva ni total de la vida en la Tierra puesto que hay vegetales que viven a cientos de kilómetros bajo el océano y organismos simples que pueden aguantar temperaturas extremas; ¿tiene el hombre la capacidad acabar con todos los seres vivos del Planeta Azul?
Como ya he dicho antes, hay seres vivos sorprendentemente tenaces y se supone que algunos de ellos serían capaces de sobrevivir a un invierno nuclear, como la cucaracha, resistente a la radiación y capaz de vivir mucho tiempo bajo tierra. El invierno nuclear sería la consecuencia teórica de una guerra nuclear. Pero imaginemos que el hombre va más allá: una explosión atómica que modifique muy levemente la órbita terrestre. Una pequeña variación en la trayectoria de la Tierra podría transformar el clima y la atmósfera hasta límites insospechados. Nuestro planeta podría pasar a tener las características climatológicas de Venus o Marte. En esta hipótesis, el hombre, por supuesto, lo tiene genuinamente difícil para sobrevivir, y las formas de vida en general, pues también, pero quizá algún ser vivo de inusitada resistencia podría lograrlo. Pero esto no acaba aquí. Actualmente, la raza humana tiene en su poder una cantidad suficiente de armas nucleares como para hacer EXPLOTAR el planeta entero. Trozos de Tierra flotando en el espacio. Y entonces sí que no hay nada que pueda sobrevivir.
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