miércoles, 14 de septiembre de 2011

True Blood S4: Sangre aguada

Esta semana ha acabado la cuarta temporada de True Blood y al igual que los editores y redactores de IGN, siento que la calidad de esta serie fantástica (género con menos presencia en la televisión yanqui) ha disminuido. Para que no se me malinterprete diré que a pesar de todo, he disfrutado de esta cuarta temporada y pienso seguir viendo esta serie hasta que la cancelen pues este descenso cualitativo no quita que True Blood siga haciendo muy bien ciertas cosas: sigue manteniendo ese extraño y sutil sentido del humor, mezclan el gore salvaje con el pasteleo más dulzón y, en general, es una serie que está muy bien escrita.
¿Qué ha fallado esta temporada entonces? Me da la sensación que los realizadores de True Blood se han acomodado un poco en la estructura narrativa de las anteriores temporadas en las que un villano muy claro pone en peligro a los protagonistas principales mientras que los secundarios danzan con sus propias mini-tramas. El problema es la falta de conexión entre estas mini-tramas y el argumento principal de la temporada; las historias de los secundarios apenas mantienen el interés puesto que sabemos que no guardan ninguna relación con la gran historia que nos están contando y los espectadores (o al menos yo) están esperando a que se acabe esa escena para volver con Sookie, Bill, Eric y el resto de protagonistas del arco principal. Si las tramas y personajes secundarios estuvieran conectados al argumento principal de alguna manera y se se afectaran recíprocamente de tanto en tanto, el resultado final sería mucho más satisfactorio.
Por otro lado, esta cuarta temporada ha sufrido un poco con uno de los síndromes de 24, la serie. En la serie protagonizada por Jack Bauer, en vez de una gran trama de temporada, compacta, coherente y unitaria, había tres o cuatro tramas que se sucedían una a otra formando el argumento de la temporada. Voy a usar un tren como ejemplo de lo que quiero decir. Tanto 24 como esta cuarta temporada de True Blood, son trenes antiguos donde los vagones están claramente separados aunque unidos temporalmente hasta que dure el viaje. Yo, personalmente, prefiero estos trenes modernos, donde los vagones están completamente unidos entre sí de manera que puedes pasear de una punta a otra sin salir del tren en ningún momento. En esta temporada de True Blood, empezamos con la trama de las hadas, luego se presentan a las brujas y enseguida pasamos a la historia del Eric amnésico que, una vez curado, nos permite llegar al enfrentamiento final entre la bruja mala y los protagonistas.
Espero de corazón que Alan Ball se ponga las pilas y nos ofrezca una quinta temporada más espectacular y narrativamente interesante. Aún habrá que esperar un año pero si no me equivoco, ya está confirmado que llegará.

2 comentarios:

  1. En cierto modo, estoy contigo. Las tramas de esta temporada no convergen al final (pienso en Sam, o Andy,... e incluso en la resolución de la trama de las hadas o los hombres pantera). Recuerdo, la segunda temporada o incluso la tercera en la que aquel demonio del bosque acababa por afectar a todos los personajes o las luchas entre vampiros con Tara por ahí. Quizás le falta un poco de alma a esta temporada, los vampiros son víctimas y no verdugos... Eric y Bill (por no hablar de Jessica y Pam) parecen inofensivos cuando lo atractivo era no fiarse de ellos. En definitiva, me encanta esta serie, yo también la veré pero no deben olvidar porque empezamos a verla.
    Un saludo

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  2. Sí, por desgracia, esta temporada no ha estado a la altura pero creo en la posibilidad de que Alan Ball, el creador y responsable, se haya dado cuenta y lo arregle de cara a la siguiente. Por otro lado, el final de temporada SÍ es chocante y puede cambiar el funcionamiento de la siguiente temporada.

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