martes, 6 de noviembre de 2012

Brave o el cuento tradicional visto por Pixar


Como les ocurre a muchos artistas de talentos, Pixar vive bajo la sombra de su propio éxito y, desde hace unos años, todas sus películas han recibido el mismo comentario: "Está chula pero no es tan buena como Wall-E". A pesar de que se trata de un muy buena película, lo mismo le ha pasado a Brave, pero ahora que nos hemos quitado de en medio las odiosas comparativas vamos al tajo.
Brave cuenta la historia de una princesa escocesa amante del tiro con arco y los bosques. Su madre pretende que se convierta en una mujercita y prepara la reunión de los clanes para buscarle marido. Mérida, así se llama la protagonista, no piensa en casarse ni mucho menos y busca la ayuda de una excéntrica bruja para que le ayude a cambiar su destino, maldición familiar mediante. Para mí, el elemento más desagradable de toda la película es ese ansia por incluir una moraleja, una lección vital que pretende ayudarnos a ser más felices y tal. Supongo que se trata de algo inevitable en el cine de hoy en día, igual que los efectos digitales o las explicaciones innecesarias, pero no deja de molestarme. Por otro lado, lo que ha hecho Pixar con Brave es crear un cuento clásico al estilo Grimm pero con un punto de modernidad y todos sabemos que esos cuentos tienen una clara tendencia hacia el moralismo.
Aparte de eso, el resto de la película me parece altamente disfrutable: desde el estilo y animación de los personajes (la cabellera peliroja de Mérida es espectacular) hasta los momentos cómicos (los trillizos son muy divertidos) pasando por la banda sonora. Vamos, el nivel de excelencia de Pixar sigue ahí, en lo más alto, aunque en esta ocasión la historia trenzada no llegue tan hondo como la de los dos silenciosos robots.

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