jueves, 15 de julio de 2010

OT: Fondo y Forma

Prólogo: Érase una vez, compartía otro blog muy distinto a TduG (je) que tenía un nombre pegadizo con un buen amigo. Dicho blog acabó muriendo de olvido, así que he decidido rescatar uno de sus artículos desde mi disco duro. El contenido del artículo se puede relacionar con las historias pero cuando lo escribí no pensaba en eso. Es un artículo un tanto pesimista.

Desde hace un tiempo, venimos oyendo muy a menudo lo de “la cultura de la imagen”. Es cierto que unos cuantos años atrás, sin televisor ni ordenadores, el mundo funcionaba de una forma muy distinta y el terreno de la imagen estaba relacionado a la pintura, la fotografía y poco más, se trata de una cultura distinta y reducida. Hoy en día se debate incluso si el lenguaje escrito va a desaparecer o si conseguirá sobrevivir a la avalancha mediática que acaba de empezar.
Todo el tema de las imágenes, cómo hemos aprendido a descifrarlars y analizarlas, las leyes de la Gestalt, nuestros modos de percepción, la imagen en moviemiento y demás son muy interesantes pero quiero yo quiero hablar de la otra cultura de la imagen, de la imagen que se proyecta y que los demás reciben.
Vivimos en una sociedad en la que la imagen no es uno de los aspectos más importantes sino es el único. El peinado, la ropa, el coche, el escote, el trasero, los anillos, los complementos... todos esos aspectos se han vuelto vitales en comparación a la amabilidad, la humildad, la valentía, la sensatez y otros rasgos pasados de moda. Por desgracia, no se trata sólo del primer contacto, del momento en que dos personas se cruzan y todo lo que tienes a mano para razonar es lo que ves, sino que se ha extendido a todos los aspectos de la vida social.
Los políticos, en vez de ser gente inteligente y aguda preocupada por sus congéneres, se han convertido en peleles que sonríen estúpidamente a la cámara y que se preocupan por no decir gilipolleces cuando los micros están todavía abiertos. Los ídolos musicales ya no saben hacer una rima con dos versos, mientras sean jóvenes y guapos, todo vale. Las chiquillas y las no tan chiquillas enloquecen cuando aparece un actor lo suficientemente absurdo como para unirse a la cienciología. Y no es sólo con la gente famosa sino con todo: si te venden la leche en una botella plateada, se compra; si las palomitas llevan agropuctuonisalis C, se compra; si en el anuncio del nuevo Fiat aparece Pamela Anderson, se compra. Y así hasta el infinito.
Estamos tan preocupados por la forma de las cosas que ya no existe el fondo. Es como una cáscara de huevo vacía, blanca, reluciente, sin imperfecciones; pero tan fina y débil como el papel de fumar y sin nada dentro. Pienso muy a menudo a dónde puede llevar este camino y creo que al final, nos quedaremos completamente huecos.

2 comentarios:

  1. A la vida, hi ha pocs moments que em fessin més rabia que quan em baixaven punts (o fins i tot em suspenien) d'un treball o examen per la presentació, mentre que venia la tipica pava amb una merda pinchá en un palo amb un llacet i li fotien notassa... Abaix la forma i visca el fons!

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  2. Imagino que ja ha quedat clar que estic d'acord!

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