Todo empieza con una sensacional película: Nikita (1990) de cuando Luc Besson dirigía sensacionales películas de acción y intriga en vez de contentarse con escribir los guiones de mediocres películas de acción y espectáculo (ver Colombiana). Ya en los 90, los yanquis se dedicaban a los remakes con pasión y en 1993 aparece Point of No Return de John Badham que, como la original, tiene un éxito considerable.
En 1997, unos astutos productores deciden que la historia de Nikita tiene potencial para convertirse en una serie de televisión y así nace la ya mítica La Femme Nikita. En tiempos remotos, cuando aún no seguía ninguna serie con la fidelidad que ahora me caracteriza, Nikita era una de las pocas series que intentaba pillar de vez en cuando para ver algún episodio. Este post no está dedicado a la serie protagonizada por Peta Wilson así que no voy a extenderme, sólo decir que ese ambiente opresivo, paranoide y conspiratorio en el que no puedes confiar en nadie ni en nada me encantaba.
Diez años después de su cancelación en el 2000, la CW aprueba un piloto basado en la famosa y reticente asesina y la saga vuelve a ponerse en marcha. Cuando la estrenaron, a pesar del cariño que le tengo a la serie original, no me planteé seguirla pues desconfiaba de lo guionistas, directores y productores podrían hacer con el personaje y su historia. Hace unos días, contemplando el enorme vacío que había dejado el final de Breaking Bad, me decidí a darle una oportunidad con desigual resultado.
La nueva Nikita sigue la historia donde la vieja Nikita la dejó tras escapar de la malvada organización para la que había estado trabajando pero aunque usan muchos nombres y conceptos reciclados de la versión noventera, es complicado recuperar esa unión que se creó entre espectador y personajes. Aunque parezca una tontería, el principal obstáculo es la diferencia entre las dos Nikitas; una morena y excesivamente delgada Maggie Q no está a la altura de la rubia y magnética Peta Wilson.
Dicen por ahí que las comparaciones son odiosas y tienen mucha razón pues la mera existencia de Nikita1997 y sus éxitos juegan en contra de Nikita2010. Donde aquella era compleja y oscura, ésta es lineal y ligera, sin apenas una identidad reconocible, Nikita no aporta ningún elemento nuevo al género de espías y, lo que es peor, se deshace de los mejores elementos de su predecesora. La buena noticia es que no hay muchas series de acción sobre espías en televisión así que como mínimo, Nikita amplía el abanico de posibilidades.
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