miércoles, 27 de mayo de 2009

Comentario de La Tetería del Oso Malayo de David Rubín



El prólogo de esta obra ofrece al lector dos pistas muy importantes para valorar y disfrutar de la obra. El primer de los prologuistas, Enrique Ventura, cuenta cómo la mayoría de las historias cortas que contiene este tomo fueron publicadas originalmente en una revista llamada Dos Veces Breve a lo largo de varios números. El segundo, Jose V. Galadí afirma que, a pesar del tono triste de las historias, el Sr. Rubín es un tipo jocoso y risueño.
Estos dos detalles me han parecidos significativos en tanto que en La Tetería del Oso Malayo se puede apreciar muy bien el proceso de maduración del autor. Quizá no tanto a nivel gráfico pues las primeras historias están redibujadas y porque yo no soy ningún entendido; aunque el estilo y la composición de las viñetas me gusta mucho. Rubín "ensucia" su dibujo según la fuerza emocional de la viñeta y guarda los trazos más largos y limpios para los momentos tranquilos y reflexivos. Por otro lado, en cuanto al guión y a las historias que cuenta, es mucho más sencillo observar la progresión de David. Las primeras historias (la primera de todas es una introducción muy íntima escrita a propósito para el volumen) son más sencillas aunque no menos impactantes, en cambio hacia el final, sobretodo la última historia tienen una carga simbólica y una complejidad en cuanto a personajes y motivaciones mucho más elevada.
A pesar de que el autor pone en su boca que "atrás queda la estación del circo, vencido el desaliento: cambia el ruedo", todas las historias tienen a la tristeza y el desconsuelo como nexo común, además de la Tetería, claro; de hecho, él se dibuja a sí mismo triste mientras trabaja. Curiosamente la sola presencia de Sigfrido, el oso malayo dueño de la Tetería, sirve para mantener un espiritu ambiguo que no acaba de ser sencillamente triste o desolado, sino que te sonríe con una media sonrisa con esperanza pues ni la tristeza dura para siempre.
Este tebeo deja grandes momentos como el retorno de Antón con su familia, el discurso del general Marfil, la charla entre Kent y Bruce, el viaje de Donatello y el gran final de la historia de amor de Edgardo y Alicia. Esa última historia ha despertado en mí la necesidad de conseguir El Circo del Desaliento, la anterior obra de Rubín pero posterior a la mayoría de relatos de la Tetería.

P.D: Madre mía, menudo perla estoy hecho. Me acabo de enterara que La Tetería es bastante posterior a otras obras ya publicadas. ¡¡Y yo que creía que era de lo último que había sacado!!

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