He tardado un poco en empezar el cuarto tomo de la Torre Oscura por un invasión de cómics de biblioteca, pero hace unos días lo estrené y lo he leído bastante rápido. Este libro sigue las aventuras de Roland, Jake, Eddie y Susannah allí donde las dejamos pero enseguida la narración cambia pues Roland cuenta al resto de su ka-tet la historia de Susan, su primer amor, y la primera gran aventura de Roland con sus amigos de la infancia, Cuthbert y Alain. La historia de Roland dura casi todo el libro y sólo al final, retomamos al ka-tet protagonista para un último encuentro antes del final del libro.
Cuando empezó el flashback de Roland no me acabé de sentir del todo cómodo pues ansiaba saber cómo continuaba la historia principal pero enseguida me enganché a la trágica historia de la juventud de Roland en su exilio voluntario. Aunque nunca he sido demasiado aficionado a las historias de amor, la de Roland y Susan convence sin resultar empalagosa. Me han fastidiado más los cortos capítulos de situación al principio que cada gran capítulo, lleno de descripciones frías sobre Hambry, sus lugareños y sus tradiciones. Prefiero que las descripciones estén integradas en la acción principal en vez de separadas en distintivos párrafos que acabo por leer en diagonal. En cambio, la pequeña escena de los niños con el petardo y el perro hambriento me encantó y reforzó mucho más la ambientación que los anteriores cien párrafos de descripción. Soy un devorador y no puedo evitarlo.
A pesar de todo, a estas alturas ya me cuesta analizar fría e individualmente el libro pues ya formo parte del ka-tet de Roland y sólo quiero avanzar y avanzar en pos de la Torre Oscura. Mago y Cristal es otra etapa en tan largo viaje y por supuesto la he disfrutado con creces.
martes, 16 de noviembre de 2010
La Torre Oscura: Mago y Cristal
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