Tras la pérdida de su mayor estrella, muchos se preguntaban si la tercera temporada de Misfits conseguiría mantener el nivel de calidad anterior y la respuesta es un afortunado sí. Para que nos vamos a engañar, la llegada de Rudy no ha conseguido que olvidemos al grandísimo Nathan pero el personaje, además de ser bastante parecido, tiene su gracia. Por otro lado, lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible así que hay que acostumbrase a Misfits sin Nathan.
Por el momento, se han estrenado dos episodios y ya puedo asegurar que Misfits sigue en forma. Evidentemente, la sorpresa de los primeros episodios ya ha desaparecido pero aún sigue siendo una serie original, deslenguada, atrevida y muy entretenida. Aún así, no todo son flores. Ahí en la distancia, uno puede empezar a vislumbrar los problemas que podrían surgir si los guionistas no se ponen las pilas. ¿Con cuantos superpoderosos villanos adolescentes se pueden cruzar por casualidad antes de que empiece a oler a mal? Caer una reiteración excesiva de los patrones que han funcionado hasta ahora sería un grave error y en esta temporada tienen que buscar nuevas rutas para que toda la historia no pierda verosimilitud.
Hasta que eso suceda, si sucede, permtiros el lujo de disfrutar de una serie de adolescentes con poderes hecha como dios manda.
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