lunes, 14 de noviembre de 2011

Conan o las bondades de las bajas expectativas

Cuando se estrenó esta nueva adaptación del mítico personaje de Robert E. Howard, las críticas fueron tan malas que uno de los guionistas confesó en un artículo que habían herido sus sentimientos. Así, se entenderá que mis expectativas para con esta película estuvieran a ras de suelo. Como suele suceder en estos casos, Conan no me ha parecido una película tan terrible. La falta de subtítulos en mi visionado puede haber ayudado.
Aunque se dice que cualquier personaje, trama y escenario puede convertirse en una buena historia en manos de un artesano con talento, una superproducción yanqui sobre Conan siempre va a ser un tipo de película muy concreta y esperar más es pedir peras al olmo. La trama del nuevo Conan sigue los tópicos del género al dedillo e incluye todos los elementos esperados: Conan nace en medio de una batalla y siendo muy joven ya tiene un domino innato del arte del combate. Un día, aparece el villano de turno, acompañado por sus coloridos y variados guardaespaldas que Conan irá venciendo de uno en uno a lo largo del metraje, hija-bruja incluida, para recuperar un pedazo de una máscara mágica que el padre de Conan oculta. Nuestro héroe será testigo de la muerte de su padre y jurará venganza. El malvado plan de Zim continúa con el sacrificio de una joven, guapísima por supuesto, que será rescatada (y tal y tal) por Conan. A pesar de todo, la acaban capturando y así se llega a la batalla final. El espectador exigente siempre puede pedir más, pero siendo lo que es, la historia es correcta pues al menos toca todas las notas que el aficionado espera oír.
El nivel del resto de elementos, artísticos y técnicos, no es muy elevado en ningún momento pero tampoco llega a los abismos que esperaba encontrarme. La mejor actuación es la del joven Conan pues el resto de personajes están exagerados y aparecen demasiado próximos al cómic pulp. La dirección y fotografía siguen los cánones de las películas de acción en Hollywood con planos muy cortos para las peleas y un acabado general con muy poca personalidad. Los efectos especiales son decentes pero faltos de espectacularidad.
En fin, Conan es una película de acción y fantasía con espadas, brujería, monstruos, sangre, músculos y chicas guapas. Ir al cine esperando cualquier otra cosa es un acto ingenuo y casi romántico hoy en día pero si estás preparado y te apetece un poco de Conan, obtendrás lo que buscas.

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