lunes, 17 de enero de 2011

Buried: un gran experimento artístico

En las artes que trabajan con las ficciones, se inventan una serie de experimentos artísticos cuya origen está en preguntas como: ¿Puedo contar una historia cuyos capítulos se puedan en leer en diferentes órdenes con diferentes sentidos? Llegó Rayuela. ¿Puedo contar una historia desde el final al principio? Llegó Memento.
En este caso, Rodrigo Cortés (el gran creador detrás del gigantesco corto "15 días", visión obligatoria en youtube) y Chris Sparling (guionista novel, Buried es su primer largo según IMDB) se plantearon: ¿Puedo contar una historia que suceda por completo dentro de un ataúd? La respuesta es sí, y puedo contarla muy bien.
Buried cuenta la historia de Paul Conroy, un camionero americano en Irak cuyo convoy es atacado. Él es secuestrado y enterrado bajo tierra en un ataúd con unos pocos objetos.
Los aspectos técnicos de la película son brillantes y aprovechan las limitaciones para su propio beneficio. Los juegos de luces, introducidos en el guión con gran acierto para sembrar dudas en el espectador; el tempo de los planos está perfectamente militrado para no caer en la trampa de alargar los planos por falta de tiros de cámara y en general nos meten dentro del ataúd con Paul para acercarnos más a su tragedia. En fin, un muy buen trabajo de un director como Rodrigo Cortés que ya lo demostró en 15 días, haciéndose cargo de muchas de las tareas principales en un rodaje.
En cuanto al guión, Buried no sólo cuenta a la perfección la historia de Paul Conroy sino que consigue crear unas dudas sobre lo que está pasando que no hacen más que estrechar el vínculo entre el protagonista y el espectador. Sencillamente, esperas que lo que le está sucediendo no sea real para que al menos tenga una oportunidad.
Mención aparte merece el trabajo de Ryan Reynolds que pone toda la carne en el asador para dar uno de sus mejores papeles hasta la fecha. Los sentimientos de Paul danzan de un extremo a otro y Reynolds los interpreta todos sin exagerarlos con gran precisión de manera que casi siempre sabemos lo que le está pasando por la cabeza a pesar del poco diálogo, una bendición en una época con películas demasiado vocales.
En fin, una gran película que EMHO quedará para la historia y que cualquier cinéfilo que se precie tiene que ver para analizar cómo han hecho Rodrigo Cortés y Chris Sparling para entusiasmar tanto a su público con una película que sucede por completo dentro de un ataúd.

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