El Bruto de Eric Powell o cómo hacer un gran cómic sin quererlo.

El Bruto es un musculoso, forzudo y, en principio, único matón de una mafia cuyo lider mató el mismo. Pasa la mitad de su vida en un bar y la otra mitad metido en líos, ya sea por cuestión de negocios (cobrar intereses, machacar a la competencia y dar palizas a los chivatos) o para proteger a su querido barrio y sus habitantes de las hordas de maldad y corrupción que lo asolan. Lo de "hordas de maldad" no es en sentido figurado, el principal antagonista de la serie es una especie de nigromante con un ejército de zombis que el buneo de Bruto se dedica a destrozar tan a menudo como puede con cualquier arma que tenga a mano o sus propias manos. El resto del mundo del Bruto no es menos peculiar y está habitado por toda clase de monstruos, individuos misteriosos y chicas guapas. La mezcla entre el género negro y la fantasía está realizada con tanto cariño por ambos géneros que se mejoran mutuamente. Las tramas de los distintos tomos que componen esta fantástica serie publicada por Norma Editorial en nuestro país se dedican a explorar géneros afines a la serie B con un toque humorístico tronchante que a menudo roza el humor negro. Por las páginas de El Bruto hemos visto pasar científicos locos y sus robots asesinos, una vieja loca de sabios consegjos, una batalla entre dos monstruos gigantes, aliens con ansias de conquista y muchas cosas más. Todos estas historias están contadas con gran acierto, el ritmo es perfecto y los personajes, a pesar de sus características exageradas, tienen un encanto especial. Parte del éxito y la calidad de esta serie reside en el inigualable sentido de la comedia de Eric Powell; el humor del Bruto, además de negro, es salvaje, absurdo y gamberro a más no poder. Si el dibujo fuera más realista y las víctimas no fueran calamares pirata, El Bruto estaría lleno de ultraviolencia pero en cambio ver al eterno compañero del Bruto, Franky, con un cuchillo en la mano soltándo "¡En todo el ojo!" es muy gracioso.
Por si todo esto no fuera poco, muchas de las historias incluyen pequeñas dosis de seriedad y dramatismo muy bien aprovechadas. De hecho, la última historia del Bruto, contenida en un tomo llamado Chinatown, es muy seria y apenas contiene los elementos clásicos de El Bruto. Aún así, se trata de una historia sólida y deliciosa para el aficionado al personaje.
El dibujo de Eric Powell, el muy bastardo, es tan genial como sus guiones y lo mejor es que lo juzgueis vosotros mismos. Para alegria del personal, van a estrenar una peli de animación 3D adaptando este gran cómic, que aparentemente, se creó como un mero entretenimiento pasado de rosca y que ha devenido en un gran cómic.