Ayer me encontré pensando en La Serie, The Wire, y en su ausencia de música extradigética. Para los afortunados/tardones que no han tenido el placer de ver la mejor serie de la Historia, os contaré que en The Wire, la banda sonora consiste únicamente en la música que escuchan los personajes en escena. Las únicas excepciones son los cinco finales de temporada en los cuales sí que suena una canción mientras vemos un montaje del estado de las cosas. En todos los demás episodios, no hay ni una nota musical que no salga de algún aparato que vemos en pantalla. Eso quiere decir que la gran y amplia mayoría de escenas no tienen música ni banda sonora y aún así, consiguen transmitir intensas y variadas emociones al espectador. La búsqueda del realismo, de un tono casi documental para The Wire es la razón detrás de la falta de banda sonora.
Aunque últimamente no estoy muy melómano, no es que odie la música en el audiovisual, sino que me he cansado de la clásica fórmula hollywoodiense de subrayar, con migrañosa insistencia, cada una de las escenas importantes con un leitmotiv demasiado obvio. En fin, lo que me apetece ahora es fijarme en las buenas películas y series para ver cómo enfocan esta problemática musical. Luego soy tan voraz, que se me olvida todo excepto el camino de la trama, pero si quiero aprender, tengo que aprender a consumir más pausadamente y a demorarme unos instantes en aquellos detalles que brillan.
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